Los pasados días 3, 4 y 5 de mayo se celebró en Valencia el
VI Congreso Estatal de Educación Social y,
como ya anunciamos en este mismo espacio, varios profesionales de Agintzari acudimos a este evento para presentar sendas comunicaciones (
'Competencias de la figura profesional de la educación social en el marco del Espacio Europeo de la Educación Superior para la intervención con víctimas de violencia de género' y
'Profundizando en la realidad de la intervención socioeducativa con infancia y familia en los servicios sociales municipales de Bizkaia') y como meros asistentes al mismo.
Con todo, pasamos a comentar algunas de las reflexiones e ideas que nos han sobrevenido:
- Como suele ser habitual en este tipo de eventos, se da una “masificación” de contenidos: comunicaciones, talleres, ponencias, etc… Una tendencia que implica tener que realizar una selección o una planificación exhaustiva a la hora de elegir a dónde acudir. Desde este punto de vista, hemos echado en falta ponencias de carácter más “macro”. En todo caso y como también suele ocurrir en estos encuentros, muchas veces se halla más valor en los contactos y las relaciones que se producen paralelamente al programa oficial, siendo, en definitiva, un foro en el que es importante ver y dejarse ver.
- En una de las ponencias del jueves, protagonizada por Xavier Úcar, se destacó el posicionamiento que los y las profesionales mantenemos ante el trabajo interdisciplinar, muchas veces basado en la competencia frente a la necesaria cooperación en pos de la atención a las necesidades sociales. Se reivindicaba, por tanto, un alegato hacia la Generosidad interprofesional y a poner en orden la multitud de recursos que, normalmente, gestionamos. Asimismo, este catedrático de Pedagogía Social llamaba a generar nuevos conocimientos en Educación Social, de forma que se vaya perfilando, cada vez más, esta profesión. Hemos querido destacar estas ideas de Úcar porque, en cierto modo, siendo Agintzarti como es una cooperativa nutrida por distintos perfiles profesionales, nos afecta lo expuesto y hemos de tender a algunos de esos objetivos planteados.
- En Valencia también se ha hecho hincapié a la necesidad de que nos paremos a pensar, a reflexionar junto a la propia acción socioeducativa. Normalmente, las personas que trabajamos en intervención social tendemos al activismo y es importante rescatar o retomar la idea de evaluar cualitativa y cuantitativamente.
- En este sentido, en la mochila de Agintzari, también nos hemos traído algunas preguntas a partir de las numerosas reflexiones escuchadas:¿Qué aportamos hacia fuera en cuanto a compromiso social?, ¿hemos caído en un exceso de “profesionalización” que nos aleja del componente social que nos define?, ¿en qué se traduce nuestro compromiso social para la sociedad? Garantizar que somos profesionales es la base, pero, ¿podemos mejorar nuestro valor social?, ¿Nos estamos alejando o estamos olvidando del componente ideológico que, per sé, define nuestra labor? Desde estas preguntas, lo primero que nos sobreviene es destacar que hay que mirar más hacia fuera, tanto al contexto que nos rodea, como a las instituciones para las que trabajamos como al resto de entidades presentes en nuestro ámbito. Recordar, en conclusión, que no estamos solos y solas.
- Otro aspecto que nos ha llamado poderosamente la atención es la actitud de sorpresa que muchas educadoras y educadores sociales nos han trasladado al conocer que Agintzari es una Cooperativa de Iniciativa Social. Se han mostrado realmente interesadas e interesados (sobre todo de comunidades del resto del Estado, a excepción de Cataluña) por esta forma de organización ya que, teniendo en cuenta el contexto de crisis y recortes actual, muchas y muchos lo ven como un modelo alternativo y viable. En este sentido, ¿podemos plantearnos, como entidad, exportar o difundir este ejemplo a otras organizaciones?
- Por último, nos sorprendió que el Congreso Estatal de Educación Social se clausurase con la ponencia de una psicoanalista, la argentina Graciela Frigeiro. Nos llamó la atención dicha elección por la perspectiva que ofrecía. Asimismo y, ahora sí, para acabar, hemos echado en falta un mayor trabajo relativo a las nuevas formas de comunicación. Las oportunidades que las TIC ofrecen podrían haberse aprovechado para difundir aún más las muchas e interesantes ideas plasmadas en este importante y, en general, bien organizado encuentro. Esperemos que, dentro de cuatro años, en Andalucía, este hecho se subsane, que Agintzari pueda volver a estar presente y, de esta forma, podamos regresar con ideas como las expuestas en este post.
Si queréis preguntar algo más referido a nuestra experiencia durante ese primer fin de semana de mayo o si os surge alguna duda al respecto, no dudéis en preguntar en el espacio destinado a los comentarios.