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Victor Moreno
Aprendizaje-Servicio, una propuesta para trabajar proyectos grupales.

Fecha: 27/05/2015

Autor: Victor Moreno

Cargo: Psicólogo y formador en educación afectivo-sexual

"Me lo contaron y lo olvidé, lo vi y lo entendí, lo hice y lo aprendí." (Confuncio 551 a.c.-479 a.c.)

En nuestras intervenciones socioeducativas es normal tener el reto y la oportunidad de desarrollar proyectos grupales con madres, padres y menores. Expresado en unos u otros objetivos tratamos colaborar en el desarrollo de su competencia personal, acercando actitudes, valores, habilidades cognitivas, sociales, emocionales, para favorecer su sintonía personal en su contexto relacional.

El aprendizaje-servicio es una metodología educativa que se emplea generalmente con grupos de chicas, chicos y adolescentes. Son quienes toman el protagonismo planeando y desarrollando acciones destinadas a mejorar la comunidad, concretadas en actividades solidarias, ecológicas, socialmente reivindicativas, preferiblemente las que se detecten en el entorno o sean sentidas en la ciudadanía. 

Es una metodología de proyectos que permite movilizar, fortalecer o aprender en el entorno real, conocimientos, habilidades psicosociales y actitudes, lo que supone unas buenas condiciones para generar aprendizajes significativos. Además el tipo de acción que se realiza, de servicio a la comunidad, facilita que el grupo pueda vivenciar qué es eso de la educación en valores.

Puede que sea más antiguo que Confuncio, pero no fue hasta la década de los años 80 cuando empezó a tomar forma como tal, vinculado a las escuelas estadounidenses que querían enfatizar la educación en valores cívicos con la práctica de un servicio ciudadano (Service-Learning). Actualmente está oficialmente incluido en la educación obligatoria de este país y de otros, como Holanda o Argentina .

Su inclusión en los sistemas educativos de Europa ha venido favorecida por la incorporación en los currículums académicos de las competencias básicas. Es una propuesta de trabajo que moviliza en la práctica aprendizajes académicos y personales importantes para la inclusión social y laboral. La aparición de la asignatura de educación para la ciudadanía en las escuelas fue otro facilitador para que estas experiencias tuvieran un impulso especial en todo tipo de ciclos formativos en las mismas, también en universidades y, en menor medida, en entornos educativos no formales. Los proyectos de aprendizaje-servicio son cada vez más frecuentes en nuestros centros escolares, dado que se basan en prácticas solidarias reales que dan sentido práctico y útil a los contenidos académicos.

Por ejemplo, una de las experiencias más replicadas por niñas y niños de primaria son las “campañas para la donación de sangre”. Como menores, no pueden donar pero sí captar a adultos para la causa. Mientras estudian el sistema circulatorio, los grupos sanguíneos y demás componentes de la sangre, van tomando conciencia con la ayuda del profesorado de la continua necesidad de sangre en nuestros hospitales. Se les motiva y facilita la organización de una campaña en la que piensan en una estrategia para difundirla y generan su propia parafernalia: cartelería en comercios del barrio o del municipio, marca páginas, pegatinas, etc. El día señalado, acude una unidad ambulante del banco de sangre a la zona, que se va llenado de donantes gracias a la campaña previa y a la que realizan a pie de calle las niñas y niños. Mientras a mi se me mezclan, después de tantos años, grupos sanguíneos y “errehaches”, estas niñas y niños que los han estudiado con el objetivo de explicarlos y enseñarlos a adultos, seguro que logran un mejor afianzamiento de estos contenidos.

El éxito de esta experiencia ha sido tal que, en algunos colegios, se replica anualmente por la satisfacción generada en todas las partes: profesorado, bancos de sangre y alumnado, que todos los años está expectante, esperando con cierta ansiedad esas fechas en que saben van a participar en la campaña.

En este ejemplo podemos ver claramente todos los componentes básicos del aprendizaje-servicio. Es una experiencia de aprendizaje: se estudian contenidos relacionados con el cuerpo humano y además se despiertan y manejan una serie de habilidades y actitudes necesarias para poner en práctica una acción de este tipo; Es un servicio a la comunidad: una actividad planeada, de carácter social, que busca mejorar condiciones de vida; Otorga el protagonismo de la acción a niñas y niños; Todos los componentes son articulados en un proyecto, una empresa, un plan de acción para llevar a buen término la actividad prevista; Se evalúan con el profesorado los aprendizajes adquiridos, haciéndolos explícitos y poniendo en valor el importante servicio a la comunidad realizado.

Normalmente el educador o educadora tiene que realizar unas sesiones iniciales a modo de calentamiento para acercar a chicos y chicas diversas realidades sobre las que actuar. Además de esta concienciación y motivación previa, deberemos acompañar y asesorar en el desarrollo del proyecto y, como es lógico, a más juventud en el grupo, mayor cercanía y ayuda.

“Pasa la cabra” es otro proyecto de aprendizaje-servicio que se repitió durante varios años en el barrio barcelonés de El Carmelo. Se ofrece a adolescentes y jóvenes de diferentes centros educativos la posibilidad de organizar un concierto solidario en el que participen bandas locales. El dinero recaudado sirve para comprar cabras y así asegurar la ingesta de leche en la comunidad ecuatoriana de Catzuqui (Velasco), con problemas de nutrición. A lo largo de esta experiencia van conociendo la realidad de aquel país.

La organización de un evento de este tipo supone realizar multitud de tareas y afrontar dificultades que serán una perfecta excusa para el trabajo educativo: contactar con las bandas, buscar el local adecuado y acondicionarlo, organizar un sistema de compra y venta de entradas, obtener los permisos necesarios, bregar con mil y un imprevistos, etc.

Las oportunidades de aprendizaje para la vida, no académico, que ofrece una experiencia de este tipo son muy variadas: habilidades de planificación, toma de decisiones y resolución de problemas, pensamiento creativo, aprender a trabajar en equipo, actitudes de compromiso y constancia.

La propia comunidad o las personas beneficiadas por la experiencia de aprendizaje-servicio, devuelven siempre una mirada amable a quienes les han ayudado. Este espejo social aumenta el sentimiento de valía personal, algo especialmente interesante en entornos educativos no formales, tantas veces salpicados de procesos de exclusión. Chicas y chicos más o menos señalados, tradicionalmente receptores de intervenciones educativas, se convierten en agentes activos para la transformación social.

Si tenéis curiosidad por saber más sobre esta metodología o conocer más experiencias, os amino a trastear un poco por la Red, donde rápidamente encontraréis referencias.


Victor Moreno

Psicólogo y formador en educación afectivo-sexual. Habilitado como educador social. He trabajado como educador social y psicólogo en diferentes entidades y desde 2014 con Agintzari.

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